Andrés Romero y Lea Viçens se han erigido en los últimos triunfadores de la Feria Taurina de Colombinas y han compartido la salida a hombros por la Puerta Grande tras cortar dos y tres orejas, respectivamente, a sus lotes de toros de Los Espartales. En este sentido, mejor suerte ha tenido la rejoneadora francesa, que ha contado con el par de toros de más opciones de toda la tarde. Sobre todo, el primero de ellos. Un astado que se movió pronto y con alegría, lo que le permitió mostrar su concepto y conectar enseguida con el público onubense. Labor muy entonada de Lea, segura y firme, rematada de un rejonazo fulminante. Más le costó a su segundo ejemplar, noble, pero un punto soso, lo que obligó a la jineta francesa a volcarlo todo para redondear su triunfo. Así lo hizo con la tercera oreja, que pudieron ser cuatro de haber atendido el palco la fuerte petición del público.

 

Por su parte, Andrés Romero estuvo especialmente brillante ante el segundo. Un toro noble, pero reservón y soso ante el que se mostró ambicioso y decidido a por el triunfo. Se dejó llegar mucho al de Los Espartales y lo toreó despacio primero con Kabul y emocionante luego en los quiebros con Guajiro. Tardó el toro en caer y se enfrío ahí la posibilidad del premio. Cuesta arriba se le puso el empeño de sumar otra Puerta Grande en su tierra porque el toro titular salió lesionado y fue devuelto y el sobrero fue un manso de libro, descastado y huidizo, que le obligó a tirar de oficio y de recursos para imponerse y cortarle otra oreja, a fuego de ley.

 

Se fue de vacío Pablo Hermoso de Mendoza, sobre todo, porque pinchó con el rejón de muerte al cuarto, un toro de escasas opciones al que cuajó a base de su portentoso fondo técnico. Menos opciones aún tuvo con el primero, desesperadamente soso y falta de casta.