Y que haya a quien no le gustan los toros...

Publicado el Sábado, 04 Agosto 2012 23:01

Con lleno en los tendidos y en tarde de agradable temperatura, tuvo lugar el sábado 4 de agosto el tercer festejo de las Colombinas 2012 en el que se anunciaban mano a mano Julián López "El Juli" y Alejandro Talavante con reses de Núñez del Cuvillo, en general bien presentados aunque justos de bravura.

Vestido con terno nazareno y azabache, recibía El Juli por verónicas a su primero, de nombre Subastador, negro mulato que echaba la cara arriba y se quedaba corto en los engaños. Con la muleta desarrolló Julián una labor de poderío frente al astado, destacando en el toreo con la mano diestra, con muletazos largos de compás abierto y mano baja que calaron hondo en el tendido, para encontrarse después con un pitón izquierdo más peligroso, circunstancia que no fue obstáculo para que Julián lo intentara jugándose de verdad el físico y expusiera hasta cobrar un estoconazo. Se tiró recto como una vela y cortó la primera oreja de la tarde.

En su segundo, tercero de la tarde, de nombre Trampillo, se vivieron los mejores momentos de la tarde al rivalizar los dos toreros en quites, comenzando Julián con tafalleras ligadas con gaoneras, responder Alejandro con gaoneras y terminar el Juli con lopecinas que tuvieron su continuidad en el tercio de banderillas, momento en el que invitó Julián a su compañero, regalando entre ambos tres sensacionales pares de banderillas que enloquecieron al público. Con la muleta el animal acusó el desgaste y tras dos buenas tandas de derechazos enganchados delante, largos y ligados, se aquerenció en las tablas lugar donde el Juli le recetó una certera aunque algo trasera estocada, cortando dos orejas y concediéndosele la vuelta al ruedo al toro como premio al conjunto de la faena.

En el quinto, último de su lote, de nombre Pesadilla, se encontró el torero un toro que humillaba y tenía codicia aunque falto de entrega y recorrido. Tras brindar a su compañero de terna, desarrolló una faena encimista, a pocos centímetros de los pitones que sembraron verdadero pavor en los tendidos, cobrando en el epílogo de la misma un verdadero estoconazo que le sirvió para cortar su cuarta oreja de la tarde.

Vestido de grana y oro, destacó Talavante en un ajustado quite por chicuelinas en su primero, de nombre Compañero, justito de fuerza y raza y que seguía sin mucha codicia los engaños, teniendo más recorrido por el pitón izquierdo aunque durando poco, echando la cara arriba al tercer muletazo y defendiéndose al faltarle las fuerzas. Remató el extremeño con manoletinas que gustaron en el tendido y tras media estocada cortó su primera oreja.

Recibió a su segundo, cuarto de la tarde, negro mulato y Farfonillo de nombre, con verónicas rematadas con larga, para continuar la rivalidad en los quites al responder El Juli con cuatro chicuelinas a los delantales que recetó Alejandro en su intervención. Tras brindar a su compañero, comenzó Talavante con estatuarios en el centro del ruedo una faena en la que tuvo que estar pendiente a los amagos de rajarse que le indicaba el morlaco que fue quedándose corto a medida que ésta avanzaba y que rubricó con una certera estocada que le sirvió para el corte de dos apéndices.

En su tercero, último del festejo, de nombre Panadero, que propinó una tremenda voltereta al sobresaliente de la tarde, Antonio Fernández Pineda, por la que tuvo que ser atendido en la enfermería de una fuerte contusión en su rodilla izquierda, volvió a mostrarse variado en los quites al citar por lopecinas a su oponente antes de brindar al respetable la muerte del astado. Tras buena tanda por el derecho que el toro aceptó protestando, realizó Talavante una faena en la que el cuvillo se mostró tardo y corto en la embestida por el derecho aunque algo más largo y noblón por el izquierdo, antes de rematar por bernardinas que sirvieron como epílogo a una faena refrendada con estocada caída y trasera que le impidió el corte de un apéndice pedido con insistencia en los tendidos.

Tarde triunfal pues la vivida en la Plaza de Toros de Huelva al cortarse siete orejas entre los dos matadores y abandonar a hombros el coso onubense por la Puerta Grande.